La psicóloga Carmen Rodríguez, tutora del grado de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), advierte de que con la nueva normalidad pueden desarrollarse patologías como la agorafobia por los meses de confinamiento y ansiedad por la repercusión sanitaria, económica y social de la pandemia.
"Muchos jóvenes se han conectado virtualmente con videojuegos y con amigos; se han acostumbrado a vivir encerrados y les está costando salir.
Hay gente mayor que es muy consciente de su vulnerabilidad y que ahora vive con miedo. Se detectan casos de ansiedad, angustia y agorafobia y, al contrario, gente que vive sin prudencia", ha señalado la psicóloga.
"Por mucho que ahora llamen nueva normalidad lo que vivimos, es nueva pero no es normalidad", asegura la profesora, que recomienda tener muy en cuenta las agorafobias por el confinamiento y los cuadros de ansiedad, tanto por los efectos sanitarios como por la repercusión económica y social".
Rodríguez, que es especialista en psicología infantil, explica que se está encontrando en el centro donde trabaja "con consultas nuevas de adultos con cuadros de ansiedad, de parejas afectadas por el confinamiento y de niños con fobias, pesadillas y problemas de conducta".
Según Rodríguez, "a escala personal, tenemos que parar un momento y hacer una reflexión. Han sido tres meses, pero parece un instante, una pesadilla. Debemos hacer un poco de memoria y mirar qué hemos hecho y qué no hemos hecho durante estos meses, a fin de no repetir errores. La gente que ha hecho consultas y que ha pedido ayuda está haciendo este proceso, pero no todo el mundo se lo puede permitir o es consciente de necesitarlo".
Según la psicóloga, la pandemia ha tenido efectos diferentes según la edad: "las personas mayores ha sido disciplinadas, ha hecho un esfuerzo para seguir el confinamiento. Han sufrido soledad, han vivido el confinamiento con tristeza y añoranza, pero con resignación".
En cuanto a los niños, Rodríguez indica que "hay quien ha necesitado apoyo emocional durante el confinamiento, lo que se ha manifestado en trastornos de conducta y pesadillas. Otros al principio lo soportaban bastante bien y ahora al volver a una cierta normalidad, están más inquietos. Muchos se han conectado más de lo que ya es habitual a redes sociales y videojuegos y, ahora que tienen que salir, les está costando mucho".
"Han tenido una falsa sensación de estar conectados con sus iguales y ahora tienen dificultades para volver a relacionar presencialmente. No debemos olvidar que pueden salir pero con muchas precauciones, y eso les vuelve a hacer presente que el virus aún está entre nosotros", puntualiza.
Según la psicóloga, "ahora es cuando tienen realmente la percepción del peligro; quizá antes no habían sido plenamente conscientes. Esto ocurre mayoritariamente con los niños más pequeños. Y es ahora cuando salen los síntomas de ansiedad, las agorafobias y los miedos en general".
Por el contrario, los adolescentes "se han abocado a salir a la calle con la necesidad de encontrarse con los amigos y realmente no tienen conciencia de la situación, por lo que se están poniendo en peligro. No respetan la distancia de seguridad, entre otros incumplimientos".
Montserrat Lacalle, profesora de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y experta en atención a personas mayores, corrobora que los mayores "sienten miedo" y recomienda ofrecerles "espacios donde poder hablar y darles la oportunidad de explicar cómo se sienten, si están tristes... Hay que escuchar, no aconsejar".
También aconseja no forzar a los mayores a salir si no quieren y acompañarles en las salida para que se vayan acostumbrando.
"Los jóvenes, aunque quizás también ha tenido miedo, olvida más rápidamente que la gente mayor. Esto se ve por el riesgo a que ya se están exponiendo. Las personas mayores observa las medidas y se expone menos, por un lado, porque su salud es más precaria y, por otro, porque su vivencia de esta pandemia es diferente: han perdido amigos de su edad, familiares...", concluye Lacalle.