El hambre provocada por la COVID-19 puede causar miles de muertes diarias
El hambre provocada por la pandemia de COVID-19 podría llegar a matar más que el propio virus en los próximos meses.
Según las estimaciones de Oxfam, hasta 12.000 personas podrían morir al día por esta causa a finales de año, un dato que supera la cifra máxima de fallecidos por el coronavirus a nivel mundial, con algo más de 10.000 en abril.
"La COVID-19 es la gota que ha colmado el vaso para millones de personas que ya tenían que hacer frente a los efectos de los conflictos, el cambio climático y la desigualdad, y a un sistema alimentario disfuncional que ha empobrecido a millones de productores de alimentos y de trabajadores de ese sector", ha subrayado el director ejecutivo interino de Oxfam, Chema Vera.
"Mientras tanto, ocho de las mayores empresas de alimentación y bebidas han pagado a sus accionistas dividendos por valor de 18.000 millones de dólares desde enero de este año", ha denunciado Vera, con motivo de la presentación del informe 'El virus del hambre' realizado por Oxfam, "a pesar de que la pandemia ya se estaba extendiendo por todo el mundo".
"Esta cifra es diez veces superior a la cuantía que Naciones Unidas ha solicitado para evitar que la gente siga pasando hambre", ha alertado, reivindicando que "los gobiernos tienen que contener la propagación de esta enfermedad mortal, pero es igual de importante que adopten medidas para evitar que las consecuencias socioeconómicas de la pandemia maten de hambre a tantas personas como la propia enfermedad, o incluso a más".
Partiendo de la base de que, según las estimaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA), 121 millones de personas más podrían acabar al borde de la hambruna a finales de este año por el impacto socioeconómico de la pandemia, el informe analiza los diez peores "puntos críticos del hambre" del mundo.
NUEVOS EPICENTROS DE HAMBRE
Se trata, ha explicado la ONG, de lugares como Venezuela y Sudán del Sur, donde la crisis alimentaria es grave y está empeorando a consecuencia de la pandemia, pero también de nuevos epicentros en países de renta media como India, Sudáfrica y Brasil, en los que millones de personas que ya antes tenían dificultades para sobrevivir se encuentran ahora en una situación límite debido a la pandemia.
En el caso de Brasil, millones de trabajadores pobres que apenas disponían de ahorros o prestaciones sociales han perdido sus ingresos por el confinamiento.
A esto se suma, según la ONG, que hasta finales de junio, solo se había distribuido un 10 por ciento del total de las ayudas económicas comprometidas por el Gobierno de Jair Bolsonaro, que ha favorecido sobre todo a las grandes empresas, en lugar de a trabajadores y PYMES, que son más vulnerables.
Por lo que se refiere a India, las restricciones de viaje han impedido a los agricultores contratar a trabajadores migrantes, "absolutamente esenciales en el momento crítico de la época de la recolección", según Oxfam, que denuncia que esto ha provocado que la mayoría haya tenido que dejar sus cosechas pudriéndose en los campos.
Mientras tanto, los comerciantes tampoco han podido ir a recoger los productos forestales cultivados por las comunidades tribales, lo cual ha privado a hasta 100 millones de personas de su principal fuente anual de ingresos.
En Yemen, un país sumido desde hace más de cinco años en un conflicto, la pérdida masiva de empleos en los países del Golfo ha provocado que las remesas se hayan reducido un 80 por ciento, lo que equivale a unos 253 millones de dólares, ha explicado la ONG.
A esto se suma que el cierre de las fronteras y de las rutas de suministro ha generado escasez de alimentos y ha disparado sus precios en un país que importa el 90 por ciento de la comida que consume.
Oxfam también llama la atención sobre la situación en el Sahel, donde las restricciones de movimiento han impedido a las comunidades de pastores trasladar el ganado a pastos más verdes donde alimentarse, lo cual pone en riesgo los medios de vida de millones de personas.
Aquí, tan solo se ha comprometido un 26 por ciento de los 2.800 millones de dólares necesarios para dar respuesta a la COVID-19 en la región.
LAS MUJERES, LAS MÁS PERJUDICADAS
Por otra parte, la ONG ha alertado de que las mujeres y las familias encabezadas por mujeres tienen más probabilidades de pasar hambre, a pesar de desempeñar un papel fundamental como productoras de alimentos y trabajadoras del sector agrícola.
Las mujeres ya eran vulnerables debido a la discriminación sistémica que sufren, que hace que tengan menos ingresos y posean menos bienes que los hombres.
Además, ha incidido Oxfam, las mujeres constituyen un porcentaje mayoritario de los colectivos más afectados por el colapso económico derivado de la pandemia, como la mano de obra ocupada en el sector informal, y se han visto afectadas también por el drástico incremento del trabajo de cuidados no remunerado a causa del cierre de los centros educativos y de la enfermedad de sus familiares.
Así las cosas, según Vera, "los gobiernos pueden salvar vidas ya, financiando íntegramente el llamamiento humanitario de Naciones Unidas para la COVID-19, garantizando que la asistencia humanitaria llega a quienes más la necesitan y cancelando los pagos de deuda de los países en desarrollo, para así liberar fondos que permitan financiar los sistemas de protección social y de atención de salud de esos países".
Igualmente, ha sostenido, para acabar con "esta crisis de hambre, los gobiernos también deben construir sistemas alimentarios más justos, sólidos y sostenibles, que antepongan los intereses de los productores de alimentos y de los trabajadores agrícolas a los beneficios de las grandes empresas de alimentación y agronegocios".
PETICIÓN A ESPAÑA
Según Oxfam Intermón, hasta el momento en el caso del Gobierno de España solo ha desembolsado 97.161 dólares, "muy lejos de los 3,3 millones con los que se ha comprometido para responder al llamamiento de Naciones Unidas".
Asimismo, ha pedido que el país defienda la ampliación de la iniciativa de alivio de deuda para que pase de términos de suspensión a términos de condonación para el período 2020-2022 y ha considerado que el Ejecutivo podría avanzar en la puesta en marcha de un programa de conversión de deuda bilateral por inversiones en salud y respuesta a la COVID-19, mostrando así mayor liderazgo internacional con una iniciativa propia.