En un estudio realizado recientemente en el Hospital de Lille (Francia) y publicado en Obesity Surgery, se ha comprobado que los pacientes con obesidad tuvieron siete veces más ingresos en UCI por COVID-19 que las personas no obesas.
La causa de esta necesidad de ingresar en UCI y de conectar a un respirador al paciente con COVID-19, viene dada por la insuficiencia respiratoria crónica que padece el obeso mórbido.
Los pacientes con obesidad presentan dificultad para expandir los pulmones, precisando altas cifras de presión positiva de los respiradores. El estado inflamatorio crónico y la secreción de citoquinas que produce el coronavirus, agrava la inflamación de la grasa hepatizando el pulmón.
Si a todo lo anterior se le suma la falta de respuesta a la infección bacteriana que tienen los pacientes diabéticos y que a menudo acompaña a la obesidad, se crea una fórmula letal para la persona infectada.
Riesgo de obesidad y coronavirus
El riesgo de gravedad de los obesos, está condicionado por la diabetes o pre-diabetes que padecen, lo que hace que sean propensos a la infección. También por la dificultad respiratoria presente en las obesidades extremas y la insuficiencia vascular y cardíaca que la acompaña.
Una vez controlada la fase aguda de la pandemia, se debe prestar especial atención al control de la obesidad y la diabetes, eliminado el exceso de peso con dieta y ejercicio y en los casos extremos o que no responden, con la cirugía.
Cirugía de la obesidad, evitando los riesgos
Los estudios preoperatorios protocolizados comprueban la ausencia de coronavirus mediante PCR al paciente, junto a un profundo análisis del corazón con EcoDopler cardíaco, capacidad de respuesta pulmonar y valoración hepática mediante procedimientos no invasivos previos a la cirugía.
Estos estudios permiten detectar y tratar problemas insospechados, haciendo la cirugía más segura y efectiva, porque no a todos los pacientes se les puede hacer la misma cirugía.
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