No hay otro lugar donde la pandemia haga más daño. Las residencias de ancianos cuentan con una letalidad que ha llegado a alcanzar el 20% de los infectados.
Aún en plena crisis sanitaria las diferentes fiscalías de toda España ya abrieron más de 300 investigaciones sobre la situación de las residencias de ancianos.
La mayoría son causas abiertas a instancias de familiares, personal e incluso directores de los centros afectados. Esta batalla acaba de empezar.
Por qué la letalidad del coronavirus en residencias de ancianos
El aumento de casos en los centros extiende el temor entre los expertos y profesionales del sector, que piden un esfuerzo más contundente para evitar otra oleada.
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, no se sabe con certeza cuántas personas perdieron la vida en estos centros, sí está claro que fue, es y será un foco explosivo. Lo que sí se sabe es que la letalidad de la COVID-19 se dispara dramáticamente por encima de los 70 años.
Contactos entre residentes y cuidadores
Los contactos directos a la hora de cuidar a las mayores son inevitables. Desde el inicio de la pandemia, los contagios aumentaron debido al cuidado prestado por parte de los empleados a los usuarios de las residencias.
El hecho de sujetar a un usuario, ayudarlo a levantarse, asearlo o darle de comer, es considerado contacto directo y una de las formas de contagio más presentes en las residencias.
Pocas medidas de prevención
El coronavirus aterrizó en España antes de lo esperado y cuando aún se desconocían sus síntomas, sus consecuencias y su índice de letalidad.
Las medidas de prevención se tomaron tarde y no se perfeccionaron hasta que fue demasiado tarde.
Espacios reducidos y cero aislamiento
Los usuarios de las residencias no fueron separados ni mantuvieron la distancia de seguridad correcta desde el primer momento. Se actuó tarde y no se aislaron a los usuarios que comenzaron a presentar los síntomas de la COVID-19.
Nada de hospitalización
Más de una Comunidad Autónoma ordenó la NO hospitalización de los usuarios de residencias de ancianos que presentaran síntomas desde el inicio del confinamiento.
Sin duda, una de las medidas más controvertidas tomadas por el Gobierno central con la ayuda de las Comunidades Autónomas.
Visitas familiares y COVID-19
Una de las medidas adoptadas por las residencias de ancianos durante la pandemia, fue la reducción o la anulación de las visitas de los familiares a los mayores.
Sin duda, uno de los motivos con mayor controversia ya que, muchas de las familias, desconocían el estado de salud de sus familiares, usuarios de la residencia de ancianos.
Muertes que no fueron notificadas, estados de salud erróneos y demandas que van y vienen a la fiscalía. Así es el resultado del coronavirus en las residencias de ancianos en España.
Tras el duro golpe, los casos fueron descendiendo progresivamente, pero ante la escalada generalizada de positivos que llevan a algunas voces a hablar de una segunda ola, las residencias de ancianos vuelven a ser escenario de contagios y rebrotes en muchas comunidades.
El temor se extiende en el sector y entre expertos y sindicatos alertan de que, aunque hay una mayor preparación, las carencias y la falta de anticipación pueden llevarles de nuevo al límite.
A medida que van pasando los días, son más las residencias que notifican brotes. Basta con que se confirme un contagiado para considerar que el centro afronta un brote, según las directrices estipuladas por el Ministerio de Sanidad.
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