"Ahora mismo la calle debería estar atestada. Parece agosto", dice la dependienta de un establecimiento de la calle Preciados de Madrid. La ciudad española más afectada por el coronavirus ha reducido visiblemente su actividad el primer día de cierre de centros educativos en la región, con menos viandantes y desplazamientos, y más teletrabajo y niños en los parques.
"Por las mañanas suele venir un pico de gente y nada que ver con el nivel de estas semanas atrás. Turistas, súper pocos", dicen en Preciados, mientras un taxista sostiene que "tampoco es una locura" porque "sigue habiendo mucha gente en la calle": "Me esperaba mucha menos", comenta.
Un hombre enfundado en un disfraz en la Puerta del Sol se lamenta de que "no hay turistas" y "nadie quiere hacerse fotos"; y en un restaurante de Chamberí dicen que tenían el fin de semana completo de reservas y les han cancelado "todas".
No hacen caja hasta el punto de "plantearse cerrar una semana o así" si de aquí al lunes no cambia la situación ante el COVID-19, que lleva en la región 31 fallecidos y 1.024 contagios.
Camareros, dependientes y trabajadores de banca con guantes de látex, farmacias con carteles advirtiendo de la ausencia de geles de manos y mascarillas, y fulares cubriendo improvisadamente bocas y narices han sido algunas de las imágenes repetidas este miércoles, primer día sin colegios.
Esto se ha notado en las carreteras -a primera hora de la mañana, durante la habitual hora punta, el tráfico ha descendido un 8,9 % en la M-30, un 14,3 % en todas las calles del interior de esta vía y un 21 % en las del exterior- mientras que el uso de Metro ha caído un 35,8 % en Madrid respecto a hace una semana.
La bajada del tráfico y de la movilidad en una ciudad casi siempre bulliciosa como Madrid deja demás un sonido inédito en un día laborable del mes de marzo: el del silencio.
En el siempre atestado Museo del Prado, que avisa con un cartel de que han decidido reducir el aforo a 500 personas en las horas en que es gratis entrar, un empleado asegura que no ha habido "ninguna cola" a lo largo de la mañana.
Prohibición de eventos masivos, cierre de teatros, bibliotecas, polideportivos o recomendaciones de aislamiento domiciliario son algunas de las medidas tomadas por las instituciones, mientras empresas y organismos facilitan el teletrabajo.
Eso ha conseguido que Azca, zona empresarial por excelencia de la capital, también haya visto reducida la afluencia de personas. "Hay muchas menos gente en el Metro, en las tiendas, en las cafeterías... Se nota. Todo está más parado", explica Silvia, que trabaja en una empresa de la zona en la que no se ha activado por el momento el trabajo a distancia.
Hay "mucha gente atrincherada" en sus casas por el teletrabajo o por evitar salir, como atestigua el portero de un edificio de la calle Espronceda que, de 8:00 a 11:00, solo ha visto salir a dos personas por la puerta del inmueble, de siete plantas y cuatro puertas por piso.
En parques como el Santander o el Retiro, los vendedores de algunos establecimientos atestiguan que hay "muchísima menos gente" que un día habitual, y sobre todo echan en falta a turistas. Notan la diferencia, dicen, desde el pasado viernes.
"Normalmente, con este tiempo, esto está a reventar. Pero con el virus este, se está notando muchísimo. La gente tiene miedo a salir", relatan en la terraza de una cafetería del Retiro, con los termómetros marcando más de 20 grados.
Entre los pocos ciudadanos que paseaban este miércoles por la mañana por el Retiro, la mayoría eran niños acompañados en muchos casos por padres y madres, pero también por abuelos y cuidadoras.
Jose, ilustrador, toma algo con sus hijas de 4 y 6 años en una de las terrazas del parque -"metidos en casa... se te cae la casa encima", dice- y les da un par de monedas para unos helados.
"Hoy es el primer día sin cole y tienen todo lo que piden, pero al segundo ya no", ríe mientras explica que es autónomo y que eso le ha permitido trabajar por la tarde para hacerse cargo de sus hijas mientras su mujer trabaja por la mañana.
Dice que "la gente está muerta de miedo" pero cree que "no hay motivos" para tanto y pide "un poco de sentido común" y "empatía" para extender el teletrabajo.
Mientras, a las puertas de la Biblioteca Eugenio Trías, dentro del parque, un hombre se pregunta si pasará algo por devolver los libros más tarde tras leer un cartel que avisa de que por acuerdo de la Junta de Gobierno las bibliotecas municipales permanecerán cerradas al público hasta el 26 de marzo.