jueves. 21.11.2024

Conocemos los principales síntomas del coronavirus: tos seca, fiebre y dificultad para respirar. Según la OMS, algunos pacientes pueden manifestar dolores, diarrea, congestión nasal o dolor de garganta.

Pero ¿Qué le hace el COVID-19 a nuestro cuerpo? ¿Cómo se infecta? Si superamos la enfermedad, ¿nuestro organismo sigue igual?

 

 

A pesar de que la pandemia está a punto de cumplir un año, seguimos sin conocer muchas cosas sobre el virus. 

Nuestra vida cambió cuando la propagación del virus se descontroló, pero aún hoy no sabemos como el coronavirus infectó a los seres humanos. 

Ahora, las mascarillas y geles desinfectantes son los productos más demandados en las farmacias contra el coronavirus

Recientemente la OMS declaró que: 

"Los últimos estudios determinan que es improbable que el virus saliese de un laboratorio, pero aún no han podido determinar como se empezó a transmitir el COVID-19"

Parece que tardaremos tiempo en conocer más información sobre el virus, pero de momento empezamos a saber cómo se comporta. Pero, en cada paciente actúa de manera distinta. 

Existen algunos patrones que el virus manifiesta en la mayor parte de las personas infectadas. 

 

Pulmones, el principal dañado

La pandemia ha cambiado nuestra vida y durante el año pasado incluso hemos aprendido cómo lavarse las manos para prevenir el coronavirus

Pero, aún lo más preocupante sigue siendo el número de contagios que se producen al día y los problemas que ocasionan en la salud de la población.

En la mayoría de los pacientes, el COVID-19 empieza en los pulmones al tratarse de una enfermedad respiratoria.

El coronavirus se contagia cuando una persona infectada tose o estornuda y expulsa unas gotitas que transmiten el virus. Además, causa síntomas gripales como la fiebre y la tos, que acaban convirtiéndose en una neumonía y puede ocasionar la muerte.

El COVID-19 ataca a los pulmones en tres fases: replicación viral, hiperreactividad inmune y destrucción pulmonar.

En la primera fase, el COVID-19 invade muy rápido las dos clases de células pulmonares humanas: las que fabrican una especie de moco y las que tienen cilios (de aspecto capilar).

Este moco protege el tejido pulmonar de agentes dañinos y se asegura de que los pulmones no se sequen. Las células ciliadas circulan por el moco y su labor es despejar esa zona de, por ejemplo, los coronavirus.

Cuando el COVID-19 invade los pulmones, entramos en la segunda fase. El sistema inmunitario intenta protegerse inundando los pulmones de células inmunes para proteger y reparar el tejido que ha sido dañado.

Si funciona bien, el proceso de inflamación se regula y se limita a las zonas infectadas. A veces, el sistema inmune se descontrola y las células matan tanto al tejido infectado como al tejido sano.

En la tercera fase del coronavirus, los daños en los pulmones provocan la insuficiencia respiratoria. Aunque el paciente sobreviva, muchos de esos daños en los pulmones son permanentes.

El COVID-19 agujerea los pulmones, de forma que se parece a un panal. Una lesión similar a la que provoca el SARS.

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El estómago, su sustento

Cuando el coronavirus actúa dentro de la persona, busca proteínas del exterior de las células y, si encuentra alguna compatible, la invade.

Es el caso del estómago, el COVID-19  puede producir diarrea, porque afecta directamente a las células de los intestinos y el colon.

 

coronavirus

Según una investigación publicada en la revista The American Journal of Gastroenterology estos síntomas que afectan al estómago se pueden producir mucho antes que los que se determinan en las vías respiratorias. 

Sería una forma más de determinar la presencia del virus a partir de este tipo de pacientes. Pero muchos expertos son reacios a incluir este tipo de patologías como síntomas provocados por el coronavirus, ya que son muy habituales entre la población. 

Otro dato que se extrae de las múltiples investigaciones que se están realizando determinan que en las personas que presentan estos síntomas el virus tiene la capacidad de perdurar por más tiempo. 

La afección del estómago no es uno de los síntomas más comunes del coronavirus, pero su detección ayudaría a frenar el número de contagios. 

 

El hígado y los daños colaterales

Los médicos observaron indicaciones de lesiones hepáticas en el COVID-19 aparentemente leves aunque en los casos más graves sí existen lesiones graves y con insuficiencia hepática.

El COVID-19 es un coronavirus que llega muy fácilmente al hígado desde el momento en el que entra en el torrente sanguíneo.

Los científicos no entienden muy bien todavía cómo se comportan los virus respiratorios en el hígado. El coronavirus puede afectar directamente al hígado, replicar o matar sus propias células Se desconoce si esas células son daños colaterales a la respuesta del sistema inmune al COVID-19.

Otro de los órganos afectados por el coronavirus y que tiene relación con el hígado es el páncreas. Por lo tanto las personas que padecen diabetes tienes más probabilidades de sufrir problemas severos de salud si se contagian. 

El riesgo de morir por COVID-19  es un 50% más alto para las personas con diabetes que para aquellos que no sufren de esta enfermedad. 

Aún así, el hecho de tener una enfermedad hepática no aumenta las probabilidades de contagiarse con el virus. 

Diversas investigaciones están tratando de averiguar cómo actúa el virus dentro del hígado. Sobre esto ha hablado la Dra. Emily Nosova, médica endocrina en Mount Sinai, en Nueva York. 

"Se cree que las personas con niveles descontrolados de azúcar en la sangre pueden ser más susceptibles a los efectos de la COVID-19, en parte por la manera en la que el virus entra a nuestras céludas", determinó la doctora Emily Nosova. 

Además otro factor importante que tienes que tener en cuenta si eres una persona con diabetes es que los altos niveles de glucosa también pueden impedir que se liberen glóbulos blancos que combaten infecciones y esto aumenta el riesgo de sufrir una infección. 

 

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Problemas de gusto y olfato generados por el coronavirus 

Otros de los órganos más afectados por el coronavirus son las papilas gustativas y olfativas. Muchas personas que se contagiaron con el virus explicaron que dejaron de percibir los sabores y los olores como antes. Por lo que se determinó como un síntoma.

Pero, muchos pacientes que ya han pasado la enfermedad afirman que siguen sin recuperar el gusto y el olfato, por lo que el virus también tiene la capacidad de afectar a estos órganos. 

Varios estudios determinan que el coronavirus puede afectar en un 85% al olfalto y en un 88% al gusto 

Recientes estudios han determinado que la disfunción del olfato y del gusto es un síntoma común que afecta principalmente a los pacientes jóvenes. 

Las investigaciones afirman que tres de cada cuatro personas que se contagian y pierden estos sentidos los recuperan después de un mes del contagio. Pero, muchas personas afirman que aun siguen teniendo problemas en este sentido.

Algunos doctores apuntan a que no existe un tratamiento eficaz para recuperar el olfato y el gusto después de un virus, pero el entrenamiento olfativo podría ser una práctica que les ayude a recuperarlos. 

 

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Problemas en la piel por el coronavirus

El coronavirus interrumpió nuestras vidas en el mes de marzo del año 2020 y desde entonces poco a poco vamos conociendo cómo actúa este virus. 

En este sentido, la revista British Journal of Dermatology ha publicado los resultados de diferentes estudios sobre la afectación del coronavirus en la piel. 

El estudio logró clasificar diferentes patologías que afectan a la piel, pero aún así los científicos advierten de que existen aún muchas incógnitas de cómo el virus afecta a las células cutáneas. 

En nuestro país, la Academia Española de Dermatología y Venereología están realizando diferentes estudios para profundizar en este ámbito. Una de las científicas que trabaja en el proyecto es Cristina Galván que ha indicado lo siguiente

¿Quizás el papel del COVID-19 es facilitar otras enfermedades víricas o reactivar una enfermedad vírica subyacente como es el virus de la varicela? Son cosas que hay que investigar

Por lo tanto aún quedan muchas incógnitas al respecto. Lo que sí sabemos es que la distancia social y el uso obligatorio de la mascarilla contribuyen a reducir el número de contagios. 

En nuestra mano está seguir los consejos de los expertos que apuntan que hasta que no se consiga tener una inmunidad de rebaño la pandemia continuará. 

Así que recuerda que los órganos más afectados por el coronavirus son el hígado, los pulmones, la piel y el gusto y el olfato. Por lo tanto si quieres proteger tanto tu salud como la de tus familiares sigue todas las recomendaciones sanitarias. 

Evita aglomeraciones sociales y mantén en todo momento una distancia de dos metros con las personas que tienes a tu alrededor. 

Fin pandemia coronavirus: ¿Cuándo acabará el COVID-19?

 

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