En plena crisis sanitaria, las autoridades se centran en frenar la crisis económica a golpe de medidas que puedan amortiguar la incidencia del parón económico.
Al margen del objetivo primordial contra el COVID-19, la pandemia dibuja nuevos escenarios que quizás hace unos días ni siquiera se hubiesen planteado.
Las medidas tomadas para hacer frente al coronavirus está causando estragos en la economía, mientras, el medio ambiente está siendo el gran beneficiado de todas ellas.
Menos contaminación
El confinamiento decretado por el estado de alarma para frenar el avance del COVID-19 ha paralizado el país.
La disminución de la producción y de los desplazamientos en vehículo, se traduce en una menor contaminación, aguas más limpias y cielos más claros.
Uno de los efectos secundarios más positivos del COVID-19 está siendo la mejora de la calidad del aire.
La contaminación cae un 68% en Madrid y un 65% en Barcelona
Menos accidentes de tráfico
La restricción sin precedentes de la libre circulación ha tenido un efecto muy positivo en las carreteras, la siniestralidad se ha reducido durante estos días de confinamiento obligado.
Además, y debido al desplome de los desplazamientos en vehículo particular, los accesos a las grandes ciudades han descendido bruscamente.
Inevitablemente, este factor, además de ser muy positivo en cuanto a los bajos niveles de siniestralidad, contribuye a una mejor calidad de vida. El medio ambiente sigue siendo el más beneficiado.
La disminución de emisiones contaminantes, principal consecuencia de la reducción de la movilidad