Durante una comparecencia parlamentaria ante diputados de diferentes partidos, el epidemiólogo Jeremy Farra aseguró que “las cosas no habrán terminado para Navidad” e instó a evitar la complacencia durante el verano porque, dijo, es una “fase crucial” para prevenir una segunda ola.
Según Farra, "esta infección no va a desaparecer, ahora es una infección endémica humana”.
COVID-19 se queda
"En realidad, incluso si tenemos una vacuna o tratamientos muy buenos, la humanidad seguirá viviendo con este virus durante muchos, muchos años... décadas por venir", añadió.
Estas declaraciones se producen después de que el primer ministro británico, Boris Johnson, anunciara sus planes para rebajar las restricciones impuestas por la pandemia, incluidas la apertura de centros de ocio y piscinas a finales de mes, así como la posibilidad de permitir reuniones masivas a partir de otoño.
Por su parte, el profesor de la Universidad de Oxford John Bell destacó que es improbable que el coronavirus se llegue a eliminar alguna vez, a pesar de los positivos resultados preliminares que ha obtenido la vacuna de esa institución académica británica.
"La realidad es que este patógeno está aquí para siempre, no se va a ninguna parte", señaló ante los parlamentarios Bell, quien subrayó que habrá inviernos en los que el coronavirus estará de vuelta.
"Miren cuántos problemas han tenido para eliminar, por ejemplo, la polio, ese programa de erradicación ha estado funcionando durante quince años y todavía no lo han conseguido”, agregó.
Preguntado por la vacuna, Bell detalló que no cree que vaya a tener un efecto que dure mucho tiempo, por lo que habrá “continuos ciclos de vacunación, después más enfermedad y después más vacunación”.
“La idea de que lo vamos a eliminar entre la población simplemente no es realista”, afirmó.
También intervino el asesor médico del Gobierno británico, Chris Whitty, quien defendió al gabinete de las acusaciones de demora en su respuesta para establecer el confinamiento en marzo y resaltó que no fue un “retraso enorme”, dada la “enormidad” de la decisión.
A pesar de que el día 16 de ese mes se presentaron pruebas sobre la magnitud del brote de coronavirus, las medidas restrictivas del Ejecutivo no llegaron hasta una semana más tarde.
Conforme a los datos del Ministerio británico de Sanidad, las muertes por la COVID-19 en el Reino Unido se elevan hoy a 45.422 (110 en las últimas veinticuatro horas) y los casos alcanzan los 295.817, de ellos 445 entre lunes y martes.