El Ministerio del Interior ha dado el primer paso en la desescalada del aislamiento aplicado en las cárceles tras el decreto del estado de alarma. Desde hace unos días, 13 talleres de 11 cárceles en los que trabajan presos para empresas privadas, han reanudado parcialmente su actividad.
Hasta ahora, sólo dos talleres penitenciarios que trabajan para empresas privadas habían reanudado la actividad al elaborar piezas consideradas esenciales durante la pandemia del coronavirus.
Entre protestas de sindicatos de funcionarios de prisiones, en la cárcel de Estremera (Madrid), la actividad se inició con trabajadores externos, sin reclusos. Es el centro penitenciario con más infectados por coronavirus: 23 internos y 8 trabajadores, además de una presa fallecida.
Además, están activos los talleres penitenciarios de confección textil de cinco prisiones, sin ninguna relación con empresas externas, que pasaron de fabricar ropa para las propias cárceles a mascarillas sanitarias.
Prisiones tenía hasta el 19 de marzo, cuando ordenó el cierre por la pandemia, acuerdos con empresas para más de 120 talleres en los que se empleaba a 3.000 reclusos.
La vuelta al trabajo en los talleres, ahora reabiertos, será escalonada y con extremas medidas de higiene y, solo 160 presos de los 478 destinados en ellos, retomen la actividad.
Las 11 cárceles que se benefician son las dos prisiones de Castellón, las dos de Murcia, las dos de Zaragoza y las de Zaballa (Álava), Basauri (Bizkaia), Huelva, El Dueso (Cantabria) y Soria.
En ellos se fabrican material eléctrico, piezas de fontanería y repuestos de automóvil, entre otros.
En esta “primera fase”, solo volverán al trabajo en cada taller un máximo del 30% de los que lo hacían cuando se suspendió la actividad. La reincorporación al trabajo será voluntaria y se les dotará de equipos de protección individual y mascarilla.
Los presos tendrán a su disposición en los talleres productos de higiene, como jabón y soluciones hidroalcohólicas, para que pueden adoptar las medidas de prevención contra la COVID-19.
Prisiones ordena, además, que se realicen “tareas de higienización reforzada” para desinfectar los puestos de trabajos y que se ventilen periódicamente las instalaciones “de forma diaria y por espacio no inferior a cinco minutos”.
Los uniformes de trabajo utilizados en el taller serán dejados en el mismo lugar de trabajo para, una vez embolsados, ser trasladados para su lavado.
Las medidas de prevención también se extreman en la entrada y salida de los presos al taller para mantener en todo momento la distancia interpersonal recomendada, de aproximadamente dos metros.
Fuentes:
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