Una situación como a la que nos estamos enfrentando dejará secuelas en todos nosotros, sobre todo en los más pequeños.
De un día para otro nuestra realidad se vio interrumpida, había un motivo de peso, sí, pero no estábamos preparados para entenderlo, ni mucho menos para aceptarlo sin más.
A pesar de todo, no nos quedó otra, un confinamiento obligado, que aunque era por nuestro bien, psicológicamente nos dejará algo tocados.
Si esto lo trasladamos a los más pequeños, el confinamiento podrá dejar traumas, un escenario como este nunca lo hubiésemos imaginado, mucho menos ellos.
Estos momentos marcarán a toda una generación que, desgraciadamente, estará unida por una misma historia común
Un patrón similar al que vivieron la generación de nuestros abuelos, niños de la postguerra, marcada por el hambre y la escasez.
Del mismo modo, los niños de hoy podrán llevar mañana la impronta del coronavirus e inevitablemente el del aislamiento.
Estrés postraumático en niños tras el confinamiento
El impacto psicológico de una experiencia así puede ser importante en una amplio sector de la población, en especial los niños.
Medidas traumáticas de contención ante una enfermedad, cuarentena y aislamiento pueden ser motivo de estrés postraumático.
Este puede manifestarse en forma de pesadillas, rabia, miedo, temor, ansiedad...e incluso puede que algunos se retraigan, mostrándose apáticos y muy irritables.
No hay que olvidar, dependiendo de la edad del menor, que se puede producir un proceso de regresión a otras etapas del desarrollo (volver a hacerse pis en la cama o tener miedo a la oscuridad).
Como podemos ver, el futuro no se presenta muy alentador, pero ante la adversidad, siempre hay una solución. En este caso lo único que podrá mitigar el daño serán unos padres emocionalmente disponibles para ofrecerles la estabilidad que necesitan.