Los últimos datos indican que lo peor parece haber pasado, pero expertos continúan preguntándose si el COVID-19 desaparecerá como el SARS o el MERS hicieron en su día.
A este optimismo que lleva la evolución de la pandemia en Europa, se suman los mensajes de la OMS y algunos médicos, que comienzan a descartar nuevas oleadas y apuntan en cambio a brotes locales.
Anteriores coronavirus: SARS y MERS
Lo cierto es que anteriores coronavirus como el SARS- CoV surgió en noviembre de 2002 y se controló ocho meses después, en julio de 2003. Durante ese tiempo, contagió a 8.422 personas, de las cuales 916 perdieron la vida.
El MERS-CoV, causante de Síndrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS), apareció en septiembre de 2012 y todavía no se ha controlado, pero sus cifras distan de la COVID-19: 2.494 contagios y 858 muertes en 27 países desde sus inicios, según la OMS.
Estas cifras están muy lejos de los 6,3 millones de contagios y 378.000 muertes que se han registrado en todo el mundo desde diciembre de 2019 hasta hoy a causa del SARS-CoV-2.
Extinción, inmunidad o control para el COVID-19
¿Ayudará el calor a mitigar el virus? Pues hasta la fecha no hay evidencia científica que sustente la idea de que el clima pueda influir en la propagación del virus. Seguir creyendo en ello está considerado más un acto de fe que algo científicamente sustentado.
La revista Science concluye que "la existencia de una gran población aún susceptible (quienes no han pasado el virus) tendrá un peso mucho mayor en el contagio del virus que cualquier efecto climático".
Por lo tanto, todavía se desconoce si el coronavirus rebrotará con la misma fuerza o, por el contrario, lo que le deparará será lo mismo que el SARS y el MERS. La inmunidad, el control o la extinción, ya sea con o sin vacuna