La gestión de la crisis del COVID-19 por parte del Gobierno ha generado, además de desconfianza por una amplia parte de la población, discrepancias entre las distintas fuerzas políticas.
Una pandemia mundial como la que ha irrumpido en nuestro país, ha paralizado bruscamente nuestro día a día, pero lo que no ha hecho ha sido parar las discrepancias de la clase política. Hay cosas que no cambian.
En lugar de remar todos en la misma dirección, los que nos gobiernan siguen empeñados en sacar brillo a sus ideologías, mientras siguen anclados en el "yo más" al que nos tienen más que acostumbrados.
Las ideologías fundamentan el juego político, sí, pero no sirven de nada, si ante una situación como la que estamos viviendo en estos momentos, no se centran en sumar por el bien común.
La desescalada en poco tiempo comenzará a andar y en pocos días se conocerá el cómo y el cuándo, ante el fin de la pandemia, y ante cómo actuar para poner fin a esta, también hay discrepancias.
Desde el Ejecutivo se transmite a las distintas autonomías que todo se hará de forma conjunta, ante esto, tampoco hay unanimidad.
Tomar decisiones a contrarreloj frente a un enemigo del que conocemos poco, mirar los toros desde la barrera o a toro pasado o no reconocer errores y dejar que otros sumen, es lo que, hoy por hoy, nos muestra nuestra clase política.
Altura de miras, responsabilidad política y, sobre todo, consenso deben ser, a día de hoy, las premisas de nuestros políticos.