Representantes del sector de las residencias están haciendo los centros para recuperar la confianza tras la tragedia de la COVID, aunque coinciden en que es la administración quien debe cambiar el modelo para reforzar la atención sanitaria en los geriátricos.
Josep Maria Via, asesor de la fundación Edad y Vida, punto de encuentro de empresas privadas, asociaciones de personas mayores e instituciones académica del sector, ha explicado que existe gran consenso en la necesidad de que la atención socio-sanitaria en residencias se integre en el sistema nacional de salud.
"Las residencias han estado demasiado tiempo dependiendo de los servicios sociales, un sistema que ha venido a saltar por los aires con la COVID porque ha quedado claro que la atención sanitaria no estaba bien resuelta", ha señalado.
Residencias con atención sanitaria completa y constante
Via ha explicado que el actual modelo de residencias fue concebido en su día como sustitutivo del hogar, y sin tenerse en cuenta que con el paso de los años las personas viven más tiempo, pero también acarrean un mayor número de enfermedades y dolencias que hace imprescindible una atención sanitaria completa y constante.
"Hay algunas residencias que tienen servicios médicos por horas o como mucho un sanitario en el centro algunos días, pero eso es insuficiente", ha añadido.
Así, el sector pide que las CCAA desarrollen un nuevo modelo con la introducción en las residencias del sistema de atención primaria.
Difícil situación por el coronavirus
Un portavoz del grupo de centros AMAVIR, con 42 residencias en toda España -5 en Cataluña- ha explicado la difícil situación que han tenido que asumir con el coronavirus.
"Las residencias están preparadas para hacer una atención básica medica, peor no tenemos las capacidades de un hospital para tratar a enfermos de COVID. Y por eso han fallecido personas antes de ser trasladadas", señala.
Para este portavoz, "esto viene a demostrar que hay que reforzar la cooperación sanitaria entre centros médicos y residencias, con el fin de que algo así no se vuelva a producir".
En ese sentido, pide un "debate en profundidad" sobre el modelo más adecuado para las residencias y ha señalado que harán falta cambios significativos, también legislativos.
Prueba de la poca cooperación y carencias es que en medio de toda la crisis de la COVID en muchas CCAA, como Cataluña, las competencias de residencias pasaran de Bienestar Social a Salud.
El papel de las residencias en la nueva normalidad
Para hacer frente a la nueva normalidad, el representante de AMAVIR ha señalado que están tomando todas las medidas de adaptación posibles para la seguridad, el aislamiento y la desinfección, así como el refuerzo del servicio de atención psicológica.
Todo ello para intentar seguir adelante, aunque reconocen que han sentido por el número de fallecidos en los últimos meses "mucho dolor".
"Eran el principal grupo de riesgo y desgraciadamente no se tomaron las medidas suficientes para protegerles", denuncia sobre las medidas tomadas por la administración.
En la misma línea, desde la unión catalana de pequeñas y medianas residencias (UPIMIR), Vicente Botella ha querido reivindicar el trabajo hecho por estos centros durante los peores días de coronavirus, y con bajas de alrededor del 50 % de personal en algunos casos, ya fuera por miedo o, en la mayoría de situaciones, por contagio y cuarentena por la COVID.
"Fue absolutamente horrible. Ni nosotros ni nadie podía anteponerse ante algo así, ante una crisis que era sanitaria. Las personas se morían en 48 horas. Éramos el eslabón más débil de la cadena sociosanitaria", ha lamentado.
Para Botella, para muchas personas las residencias han sido "el blanco fácil de las culpas" cuando "la realidad es que casi no nos trasladaban a nadie al hospital".
"Hasta dijeron que había cadáveres en las residencias, cuando lo que pasaba es que no venían las funerarias a por ellos porque no tenían EPIS", ha señalado Botella, quien explica que pasará mucho tiempo hasta que puedan superar lo que ha pasado y que aún hoy todos tienen "la llorera fácil".
"Queremos colaborar y queremos que se nos valore. Nadie quiere pisar a nadie", ha reivindicado sobre el necesario cambio de modelo y de prácticas en las residencias, con mayor responsabilidad por parte de las autoridades sanitarias de las distintas administraciones.