La mitad de los pacientes hospitalizados por COVID-19 sufren disfagia orofaríngea y el 75% presentan riesgo nutricional.
Estos datos han sido facilitados por el doctor Pere Clavé, director de investigación del Hospital de Mataró (Barcelona) y experto en disfagia.
Clavé liderará un estudio clínico en el Hospital de Mataró, con la participación de 200 pacientes, que quiere analizar la aparición de desnutrición y disfagia en pacientes ingresados por COVID-19, que contará con la colaboración de la empresa Nutricia, del grupo Danone.
Riesgo disfagia orofaríngea: en qué consiste
La disfagia orofaríngea (DO) es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se caracteriza por conllevar dificultades para trasladar de manera segura y eficaz la comida desde la boca al esófago.
El principal objetivo de la investigación clínica es conocer la prevalencia de la DO, del riesgo nutricional, así como las necesidades de tratamiento compensatorio y de las complicaciones a los tres y seis meses de seguimiento de los pacientes ingresados por COVID-19 en un hospital.
También se evaluará si los pacientes con disfagia y riesgo nutricional tienen peor pronóstico, con reingresos hospitalarios, visitas a urgencias e infecciones respiratorias, que aquellos sin estas condiciones médicas.
"Hemos podido observar -ha informado Clavé- que estos pacientes son de media diez años más jóvenes que los que tenemos habitualmente ingresados en el hospital por otras causas, como ictus, neumonías bacterianas o cardiopatías, entre otros motivos, lo que nos ha impresionado, dada la prevalencia y la severidad de los hallazgos".
Disfagia orofaríngea: ¿síntoma asociado a la COVID-19?
Ha considerado que esta evidencia clínica le ha permitido "ser conscientes del terrible impacto de la disfagia y sus complicaciones, como deshidratación, malnutrición e infección respiratoria".
A su juicio, "es básico prepararnos para una nueva oleada de la pandemia, a la hora de mejorar protocolos para dar respuesta clínica en el manejo de pacientes que ingresen con disfagia".
Se trata, ha añadido, "de pasar de la actitud actual más bien reactiva que pretende tratar la malnutrición, deshidratación o infección respiratoria cuando ya se han producido, a una actitud más proactiva que pretende intervenir más precozmente para evitar precisamente que se produzcan estas complicaciones".
Desde la comunidad científica se están realizando aportaciones de evidencia para que la OMS valore la disfagia como un posible síntoma asociado a la COVID-19, como ya ha sucedido con la anosmia (pérdida del olfato) y la disgeusia (pérdida del gusto).
Pere Clavé ha estimado que la disfagia se asocia a una disfunción sensorial y neurológica similar a las pérdidas de olfato y gusto.